Un chuzaso en el ojo del tiburón

por **Mari** Jue Sep 04, 2008 11:25 am

Jason Cull estaba nadando cerca de Middleton Beach, Australia, cuando una ricurita omnívora de cuatro metros de largo se le arrimó inesperadamente. "Al principio pensé que se trataba de un delfín pero cuando se vino directo a mí me dí cuenta de qué era", explicó.
Cull, intentó resistirse pero el tiburón lo tomó de una pierna y lo jaló hacia abajo. "Recuerdo que me arrastraba hacia el fondo. Lo recorrí con la mano y cuando encontré el ojo le clavé el dedo. Y ahí me soltó".

Aunque pareciese ser una de las tantas peliculas de Steven Spielberg, ésta vez el protagonista de ésta historia comprobó que el tiburón al cual se enfrentaba no era una maquina robótica utilizada en la ciencia ficción; sino, que esta vez ese monstruo marino con ojos de depredador, era tan real que incluso le hubiese podido ocasionar la muerte.
Ante un ataque violento de un tiburón, ¿quién se pone a buscar una manera estratégica para defenderse?...Por el instinto de defensa que poseemos los seres humanos nos hubiesen llevado a actuar de una manera incorrecta guiados por la misma desesperación. Muchos de nosotros hubieramos gritado dentro del mar, ingeriendo grandes cantidades de agua, otros hubieran pataleado y manoteado provocando que el gran pez atacará otra de sus extremidades; pero nuestro amigo Jason Cull hizo lo que tal vez nosotros no hubieramos hecho, con desespero en su corazón, con miedo de morir tragicamente, con la presión del agua sobre su cabeza cuando el tiburón lo arrastraba hacia abajo, pero con la estrategia de hacer poco de manera contundente. Tan solo ubicó los ojos del temible animal, posicionó sus dedos sobre la cabeza y con un impulso al que no debía fallar dió la estocada en el ojo del pez, fue alli donde le soltó y Cull encontró la victoría.

Cuántas veces en la vida somos arrastrados violentamente por situaciones incontrolables que procuran destruirnos, y con el fin de defendernos o salir bien librados terminamos actuando de la manera incorrecta.
recuerda: "No es tan importante cuántas cosas haces, sino cómo lo haces", lo poco bien hecho podrá salvarte la vida.

Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos.
Salmos 32:8